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Mónica Cuba, pintora polifacética que ha experimentado a lo largo de su carrera con la utilización de diversos elementos pictóricos en el intento de plasmar sus conceptos, realizó su formación académica en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Posteriormente, obtendrá diversas distinciones en importantes concursos del medio, tales como: Mención Honrosa en el Tercer Concurso de Jóvenes Artistas, organizado por el Banco de Crédito, Selección Final del Quinto Concurso de Pintura organizado por Coca Cola, entre otros. Así mismo, participa en diversas exposiciones internacionales entre las que se encuentran New Images: Perú XXI Century Galería de arte de la Sede Principal de la OEA (2004) y Perú Mujer: Arte Contemporáneo – Arte Popular Museo de arte Brasilero de la fundación Armando Álvarez Penteado Sao Paulo -Brasil (1996). Entre sus exposiciones individuales más destacadas están «Circulando», Sala de exposiciones del Club Empresarial (Lima, Perú 2006) y «Cuba Libre» Galería Trapecio (Lima, Perú 2003).
En esta oportunidad Cuba opta por realizar un giro en la línea trazada en sus anteriores producciones, distanciándose del abstracto y su aplicación en elementos utilitarios, para recurrir al óleo sobre lienzo en un salto que inevitablemente alude al retorno a los orígenes. Y por diversas razones, se puede pensar que esta muestra lo es. En lo que podría denominarse su anterior etapa, la pintora colocaba sus conceptos sobre el mueble como una forma de recurrir al objeto fijo que la ayudaba a eludirse de la abstracción pero, paradójicamente, cada vez que recurría a él evocaba obsesivamente una imagen específica: recuerdo infantil, ícono o ensoñación, esta imagen representaba la conexión entre sus conceptos y sus afectos.
Esta vuelta pareciera así un intento por integrar lo que hasta ahora había estado dividido. El resultado nos coloca frente a una serie pictórica que sumerge al espectador en una nostalgia atemporal, propia de esa memoria emocional despersonificada, innornbrada e innombrable, en donde la sensualidad se hace trazo y el sentimiento cobra forma sólo a través del impacto visual figurativo. La importancia del color, como elemento característico en su obra, es relevada ahora como eje esencial que la distancia de la bruma propia del recuerdo, para instalarla en el ejercicio lúdico de un acto creativo vitalista.
En palabras de la artista: «Sentía que algo de mí se perdía en el proceso de lo abstracto, es por eso que necesitaba hacer algo distinto que me conectara al mismo tiempo con mis afectos. Al ser el mueble un elemento recurrente en mi obra, un objeto que vuelve a mí de forma obsesiva, decidí hacerlo el eje de mi muestra; pero quería evitar trabajar la parte negativa de la obsesión, por eso opté trabajar el tema con mucho color. En mis óleos, mis personajes están representados por los lugares que ocupan, porque son los lugares los que contienen las experiencias, los momentos, los instantes sucesivos en el tiempo».
La exposición será inaugurada el Miércoles 10 de septiembre, a las 7.00 p.m.; y podrá ser visitada hasta el sabado 4 de Octubre, de lunes a sábado de 11.00 a .m. a 8.00 p.m. en Av. Grau 810, Barranco.
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