Paolo Vigo Borjas, Trujillo (1980) estudió pintura en la Escuela de Bellas Artes Macedonio De la Torre, Trujillo graduándose en el 2003, también Diseño gráfico en la Escuela SENATI.
En el 2002 fue Finalista del Concurso Premio Philips Art. para jóvenes talentos, MALI, Lima, para 2003 fue Finalista del XI Concurso Nacional de Pintura Coca Cola. Obtuvo el Primer Premio del Concurso interno de Pintura de la ESBAT. Además en el 2004 fue Finalista XII Concurso Nacional de Pintura Coca Cola y Pasaporte para un artista etapa departamental, auspiciado por la Embajada de Francia. En el año 2007 obtuvo la Mención del jurado, Salón Internacional Raúl de Soldi 2007, Buenos Aires, Argentina.
Ha realizado seis exposiciones individuales: I Indicio 2004 galería ICPNA, Cusco, Perú. Esplín 2006 Galería Azur de Trujillo, Perú. Casa Roja 2008 Galería Impromtu, ICPNA de Trujillo, Perú. Spleen 2010 Galería Bruno Gallery Lima, Perú. Children 2011 Galería Sala 58, Lima, Perú. Horror Vacui 2012 Galería sala 58 Lima, Perú. Expone colectivamente en Perú, Ecuador, México, España, Bélgica, USA, Alemania y Argentina.
Entre la variada obra de artistas trujillanos afincados en la capital, los trabajos de Paolo Vigo poseen una caligrafía propia, peculiar e inconfundible.
De la escuela pictórica de su ciudad natal viene la caravana de personajes ambiguos, híbridos, fragmentarios y re-ensamblados, envueltos en un sfumato selectivo, ora sutil y delicado, ora disonante y corrosivo, que deja traslucir unos detalles y oculta otros, intrascendentes.
El inquieto espíritu de Lima aportó al universo expresivo de Paolo el afán por la desenfrenada experimentación técnica, el remolino que va absorbiendo, texturas, volúmenes y elementos ready-made, junto con incrustaciones de dibujo tradicional. Muchos de sus cuadros dejan de ser cuadros en el sentido estricto y se convierten en objetos destinados a la percepción táctil tanto como a la visual.
>Su repertorio simbólico y metafórico casi siempre gira en torno al ser humano y sus cavilaciones existenciales. La figura central, que transita de cuadro en cuadro, es un personaje indefinido y andrógino, de múltiples rostros y un solo ojo observador, que intermitentemente cobra formas masculinas o femeninas, una especie del humanoide arquetípico, un maniquí-modelo, que a veces deja entrever los contenidos de su mente, sus miedos, fantasías y afectos.
Vera Tyuleneva, 2013
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