En el espejo de la mente
En la estancia del éxtasis / se juntan los espejos / derecha con izquierda / arriba con abajo / disfruta la armonía / experimenta la unidad / de lo profundo de la memoria / hay un saber en el éxtasis / tráelo contigo de vuelta /.
Esta fue mi primera reacción ante las máscaras de Luis Ureta: escribir un poema, una llave poética con la cual ingresar al universo privado de su memoria afectiva donde las mujeres que él quiere y admira, las gemas, como él las llama, se asoman en los espejos de su mente. Detrás del silencio de cada máscara hay una ventana que nos pide acercarnos, una vía de acceso al mundo interior que la máscara defiende pero a la vez revela desde el lado secreto y misterioso de su identidad. La máscara es un espejo mágico, con una doble función, revelación y ocultamiento. Las máscaras emergen de los cuadros que nos ofrecen por textura y color la personalidad afectiva de las mujeres a las cuales representan y provocan una lectura que desafía el vacío de la distancia entre ellas y quienes las miramos. Es una invitación fascinante al reconocimiento utópico de estas mujeres, que no identifica significados o historias de vida sino avanza por el camino de la empatía, hacia un mundo de pasiones que quisiéramos compartir.
En mi propio imaginario memorístico asocio la exposición con el libro del jesuita italiano Matteo Ricci escrito en 1596, “El Palacio de la Memoria”, con sus cuartos mentales poblados de imágenes esenciales desde las cuales pueden explayarse mundos de recuerdos. Y, por supuesto, con la amplia y diversificada historia de las máscaras, desde sus simbolismos y usos míticos, mágicos, funerarios, carnavalescos, teatrales. Su carácter arquetípico las implica en ceremonias que marcaron la historia de los seres humanos, en todas las culturas, desde sus orígenes, ceremonias que organizaron visiones del mundo y crearon condiciones para la catarsis. Las máscaras de Luis Ureta ingresan en esta historia con su capacidad de iniciación ritual, con su vitalidad y fuerza espiritual. Su arte abre ante la mente y la sensibilidad un espacio sin límites y nos invita recorrerlo y poblarlo con nuestros propios imaginarios y emociones.
Mihaela Radulescu
Investigadora y curadora de arte
Agradecemos su difusión.
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